El swap o permuta financiera es un contrato autónomo que afecta al préstamo personal o hipotecario suscrito en su día. El swap se firma en un documento anexo en cualquier momento de la vida del préstamo financiero y sirve para modificar alguno de sus términos.
El objetivo principal del swap es cambiar el tipo variable por un interés fijo que acompañara el préstamo durante toda su vida. Esto puede parecer una ventaja para el deudor (sobre todo teniendo en cuenta que la entidad financiera, cuando el euríbor está por encima del tipo de interés fijado en el wap, abona la diferenica), pero esa ventaja sólo es real si el euríbor permanece en un nivel alto. Si el euríbor baja, el deudor estará pagando una cantidad superior a la que pagaría de haber mantenido el tipo de interés variable ya que, además de la cuota de la hipoteca, estará pagando una compensación por la variación del euríbor.
El swap o permuta financiera acostumbra a incluir elevadas cláusulas de penalización. La cancelación del principal se hace muy gravosa y, en numerosas ocasiones, no exime del pago de los intereses, que deberán seguir pagándose durante el tiempo de vida del swap pactado en el momento de su firma.
Se ha producido ya más de una reclamación judicial de clientes de entidades bancarias que se han sentido engañados en el proceso de contratación del swap por no haber sido informados de los riesgos que se asumían al firmar este contrato.
En un principio, la ley exige a las entidades bancarias:
- Información suficiente para el cliente para que éste pueda adoptar con conocimiento de causa una determinada decisión de inversión.
- Información clara y precisa que informe correctamente de los riesgos inherentes a cada operación. El cliente debe conocer los riesgos y los efectos que la operación puede tener para él.
- Probar, en caso de juicio, que se han cumplido esos requisitos.
El cliente podrá alegar ante los Tribunales de Justicia error en el consentimiento del contrato debido a que no entendió correctamente el alcance de lo firmado al contratar el swap. Esta alegación, si fuera estimada positivamente por los órganos judiciales, podría servir, finalmente, para conseguir la invalidación del swap.
Esto se ha conseguido en algunos casos. En esos casos ha existido una sentencia favorable a los intereses del cliente bancario, que ha visto reconocido su derecho a solicitar la anulación del swap.