Todas las sociedades evolucionadas, en un momento u otro, se han preguntado sobre qué hacer con la prostitución. Así, se han ido formando varios corrientes de opinión que, en mayor o menor medida, han ido imponiendo sus criterios en sus respectivos países. Todas esas corrientes de opinión se mueven alrededor de dos ejes principales. Uno de esos ejes es el de la prohibición de la prostitución. El otro, el de la aceptación y regulación de la misma. Cada uno de esos posicionamientos ha ganado en una serie de países. Entre ellos, existen posturas intermedias que, de un modo u otro, tienden a ser atraídas por esos dos polos de atracción a los que nos hemos referido. Centremos nuestra mirada en Europa y veamos cuáles son los diferentes modelos de regulación de la prostitución y qué países son los que se han sumado a ellos.

Como sucede con tantos otros aspectos de carácter social o político, la Unión Europea no dispone de una política común en materia de regulación de la prostitución. Siendo difícil la consecución de acuerdos dentro de los diferentes países miembros y debido, sin duda, a la gran disparidad de pareceres al respecto, la existencia de una política europea común sobre prostitución se revela actualmente como una gran utopía.

Por otro lado, hablar de prostitución implica, siempre, acercarse a un universo en el que las situaciones que rodean el ejercicio de la misma son, sin duda, complejas y heterogéneas. Ello, sin duda, dificulta también la búsqueda de una política unitaria tanto en el conjunto de la Unión Europea como en todos y cada uno de los países que la forman.

No siendo posible, pues, encontrar una política unitaria, ¿qué modelos de regulación del ejercicio de la prostitución podemos encontrar en Europa? Fundamentalmente cuatro: el modelo prohibicionista, el reglamentista, el abolicionista y el legalizador. Veamos en qué consiste cada uno de ellos y cuáles son los argumentos de que se valen sus defensores para convertirse en sus adalides.

 

  1. Modelo prohibicionista. La erradicación total de la prostitución: ése es el objetivo principal de este modelo de regulación del ejercicio de la prostitución. Según los defensores de este modelo, la prostitución no es sino algo denigrante. Para los prohibicionistas, la prostitución escogida libremente como forma de trabajo no existe; es siempre fruto de la coacción. Todo lo que tiene que ver con ella, pues, es considerado como un delito. Es un delincuente el proxeneta (si existiera), lo es el cliente y lo es, también, la trabajadora sexual. Todos ellos están amenazados de sanción. ¿En qué países de la Unión Europea se ha implantado de manera pura este modelo de regulación de la prostitución? De forma pura, en ninguno (aunque a veces se dice que la política sobre prostitución de Irlanda sí puede enmarcarse dentro de este posicionamiento, así como la de Hungría), aunque debe reconocerse que, de alguna manera, este duro y represor modelo influye directamente sobre el modelo abolicionista, que sí se ha implantado, como veremos, en varios países europeos.
  2. Modelo reglamentista. Para los defensores de este modelo de regulación de la prostitución, ésta es entendida como algo inevitable. Considerando que no puede erradicarse, los adalides de esta posición defienden la regulación de la prostitución como un mal menor. Entre las medidas que se han impulsado históricamente cuando se ha deseado reglamentar la prostitución cabe destacar el indicar aquellos lugares tanto públicos como privados donde puede ejercerse la misma, el señalar las características que deben tener dichos lugares, el fijar los horarios en que se permite practicarla, el implantar a las trabajadoras sexuales la obligatoriedad de registrarse y el imponer la obligación de someterse periódicamente a revisiones y controles médicos.
  3. Modelo abolicionista. Si para los defensores del modelo prohibicionista la prostituta era, como hemos visto, tan delincuente como el proxeneta o el cliente; para los adalides del modelo abolicionista éstos continúan siendo catalogados como tales pero la prostituta, por el contrario, es considerada una víctima y, por tanto, alguien a quien debe ofrecérsele ayuda y alternativas que le permitan salir de lo que se considera un entorno denigrante y hostil. Para el abolicionista, no existe diferencia alguna entre la prostitución voluntaria y la forzada. Desde su perspectiva, no se valora el consentimiento. En el momento en que existe práctica sexual a cambio de pago, existe vulnerabilidad por parte de la mujer. Por ello, los defensores de este modelo de regulación de la prostitución hacen hincapié en la necesidad de perseguir al cliente de la prostitución. Para ellos, la oferta existe porque existe demanda. Reduciendo la demanda a base de persecución, sanciones, etc., se reducirá la oferta. Entre los países que defienden esta posición podemos destacar Suecia (que a veces es catalogada, incluso, como prohibicionista), Noruega, Islandia, Reino Unido Y Francia.
  4. Modelo legalizador. Si los abolicionistas no distinguen entre prostitución forzada y prostitución voluntaria, los defensores del modelo legalizador de la prostitución sí establecen dicha distinción y sobre ella sostienen todo su andamiaje argumentativo. Para ellos, la prostitución elegida y ejercida de forma libre debe entenderse como una forma de trabajo y como tal debe ser tratada. El defensor de este modelo regulador de la prostitución opta por penalizar severamente la prostitución forzada y por permitir la práctica de la prostitución escogida de manera voluntaria. Más allá de esta permisividad, la adopción del modelo legalizador para regular la prostitución implica ofrecer coberturas sanitarias y mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras sexuales. Entre los países que defienden esta postura encontramos a Holanda y a Alemania. Tras ellas, de manera menos decidida, cabe señalar a Austria, Dinamarca o Grecia.

Vistos estos modelos, ¿dónde podríamos colocar a España? Nuestro país, al igual que Portugal, son países en los que la práctica de la prostitución no está regulada. Algunos autores y estudiosos del tema, sin embargo, emplazan a España dentro del modelo abolicionista, ya que considera la prostitución una práctica amoral y castiga el proxenetismo. Otros autores, sin embargo, amparándose en el hecho de que en algunas comunidades se penaliza a la prostituta por la vía administrativa, hablan de España como un país prohibicionista “suave”.

En estos momentos en que parece que el PSOE va a gobernar en los próximos años, en su último programa electoral ya incluía un compromiso para abolir la prostitución con medidas sancionadoras a la demanda. Va incluso más allá pues ha prometido introducir una figura jurídica para sancionar penalmente a quienes contribuyan o se beneficien de la prostitución ajena. Es por ello que las páginas web que se dedican a promocionar escorts en Barcelona o escorts en Madrid deban de dejar de publicar anuncios de acompañantes de lujo en las ciudades españolas o páginas como pasión.com dedicada a la prostitución más económica en todo el territorio español y con tal número de visitas que la sitúan en el puesto 124 del ranking de país tenga que dejar de existir o emigrar la empresa a un país fuera de la legislación comunitaria como puede ser el caso de 6annonce. Eso por hablar de Internet, pero luego están los cientos de burdeles repartidos por la geografía española.

En todo caso, nosotros pensamos que esto no conllevará a que desaparezca la prostitución en España sino que sea clandestina como pasa en Francia y que de pie a que las mafias proliferen. Consideramos que se debe perseguir los casos donde las mujeres son forzadas a prostituirse y se legalice aquellas situaciones que sean por voluntad propia, que es la gran mayoría de los casos que se dan en nuestro país, pese a lo que dicen las estadísticas interesadas en la abolición.